Soledad

Al hilo del post que escribí hace unos días, algunxs clientes que me leen, me recordaron otro de los temas recurrentes que aparecen en consulta: lo que nos cuesta aceptar la Soledad. Rotunda palabra. Completa en sí misma. Tan completa que poca explicación necesita. Tan rotunda que a algunxs les da miedo hasta pronunciarla.
Soledad. Buscada y huida a partes iguales. Buscada cuando necesitamos un respiro, un momento para estar con nosotrxs, un instante de paz en la vorágine de nuestra vida. Huida cuando nos evitamos, cuando sabemos que es lo que necesitamos pero nos da más miedo el remedio que la enfermedad. De esta Soledad hablo. De todas las Soledades. De la que buscamos y huimos, de la que la vida nos impone, de la que nos arregla o nos aterra.
¿Por qué la Soledad es necesaria?
Porque hay cosas que solo somos capaces de ver cuando estamos a solas con nosotrxs. Porque hay ocasiones en las que la única forma de pararse es estar en Soledad. Porque necesitamos tiempo para descubrirnos, para disfrutarnos, para encontrar nuestra paz interior, para darnos cuenta de lo que realmente queremos, o de lo que no...
Y, precisamente por todo eso, huimos de la Soledad como de la peste. Porque no queremos descubrirnos, no sea que no nos guste lo que vemos, porque no sé si seré capaz de disfrutarme, porque en mi interior hay de todo menos paz y lo sé, porque mi cuerpo me lo recuerda con cada dolor, con cada piloto que se enciende e ignoro, porque tenemos miedo de no ser como creemos que somos, como hacemos ver a lxs demás que somos, como nos han dicho que debemos ser.
Miedo. Miedo y Soledad.
Hasta a mí me estremece verlas juntas. A estas dos palabras, monstruosas, tremendas, intensas. Con las dos hay que enfrentarse. A las dos hay que abrazar. Abraza tu Soledad y abrazarás tu Miedo más profundo. Porque el Miedo más tremendo del ser humano es el de estar solo, el de no tener a nadie con quien compartirse, que nos abrace, que nos consuele, que nos ame, que nos tienda una mano o nos de un beso.
Caemos en el error de confundir estar en Soledad con estar solx: la Soledad se elige y estar solx te lo encuentras. De la soledad se entra y se sale cuando cada unx lo desea o necesita. Estar solx es más complejo, más profundo, más doloroso, más triste, más aterrador. Esta confusión nos lleva a cometer otros errores, el más interesante para mí, es el de salir de una relación encadenándola con otra, sin siquiera darnos un momento para asentar lo pasado, de experimentar el dolor, de superar el duelo que toda separación conlleva. ¿Cuántas personas conoces que no dejan a su pareja hasta que no tienen a otrx en la recámara, aun sabiendo que la primera relación está acabada, finita, kaput?
El Miedo a quedarse solx es el causante de este comportamiento que, inevitablemente, repetimos de manera constante a lo largo de nuestra vida, da igual la edad, si eres hombre o mujer, hetero u homosexual: quedarse solx aterra a todo el mundo.
Con esto lo único que conseguimos es terminar repitiendo en modo infinito los errores que cometimos con nuestra anterior pareja, porque no nos hemos dado tiempo para recapitular cuáles fueron las causas de esa ruptura, qué pasó en nosotrxs para que el amor se terminara, qué pasó en mí que dejé de amarte...Miedo de nuevo.
Miedo que preferimos ignorar, enterrándolo bajo besos y caricias nuevas, bajo toneladas de endorfinas y otras drogas que nuestro cerebro produce ante la inminencia de un nuevo amor. Porque nuestro cuerpo es sabio y nos protege, ante las alarmas tiene la capacidad de buscar y encontrar nuevos estímulos que nos distraen, que entretiene la mente al más puro estilo Escarlata "Ya lo pensaré mañana" O'Hara.
Perderle el Miedo a esa Soledad es uno de los grandes aprendizajes que podemos encontrar. Cuando abres los ojos para mirar a tu Miedo, descubres que, justo detrás, hay gente que te quiere, que se preocupa por ti,que te escucha y te consuela, que te habla y te regaña, que junta tus pedazos y te ayuda a pegarlos. Personas que te aman a pesar de lo bien que te conocen, que saben lo maravillosx que eres, que te dan dos tortas cuando te pasas y un aplauso cuando lo logras, sea lo que sea. Que no estás solx.
Pero para darte cuenta de todo lo que tienes, tienes que dejar todo lo que crees que tienes. Soltar la tabla a la que te aferras, dejar que las olas te traguen, estar con tu Soledad y haceros amigxs, escuchar todo lo que tienes que contarte, limpiar todas las lágrimas que has ignorado, recordar todas las risas que te han alegrado, decir adiós a lo que ya no sirve y caminar sin pesos, sin capas, sin máscaras, sin mañanas, sin ayer, solo hoy. Solo Tú. Solo Yo.
Disfruta de tu Soledad si te atreves, y sé feliz.